El razonamiento discursivo podemos
entenderlo como: la actividad que permite a la persona conectar información
recién adquirida, con elementos de su contexto, como lo son su ideología, su
cultura, etc., mediante un discurso oral o escrito.
En la compresión lectora, el
razonamiento discursivo refleja el esfuerzo del lector por querer llegar más
allá de la lectura y profundizar en el contenido del texto, esto implica que
establezca un dialogo con el texto y tome una postura crítica frente a él, de
tal forma que pueda interpretar el contenido del texto.
El razonamiento discursivo es muy
importante en la elaboración de ensayos y en la presentación de un resultado de
alguna investigación. En el proceso de este, es importante llegar a una
conclusión, ya que está implícita en el razonamiento.
Hay diferentes formas para llevar a
cabo el razonamiento discursivo, las cuales son:
1. Inferencia:
Inferir es llegar a una conclusión, aquí se predicen resultados a partir de
explicaciones y asociaciones que están en la mente del que infiere.
Ejemplo:
Los niños son creativos
Ana es una niña
Ana es creativa
2. Argumentación:
se emplea para demostrar un proposición, para convencer a alguien de lo que se
está afirmando o negando, depende cual sea el caso. Un argumento debe contener
tres aspectos: la exposición de un supuesto, el cuerpo de la argumentación y
por último la conclusión.
Ejemplo:
La interrupción legal del embarazo
debe ser un derecho civil, puesto que toda mujer tiene derecho sobre su cuerpo,
ya que, y de acuerdo a la bilogía, hasta antes de las 12 semanas de gestación
no podemos aún hablar de que el producto sea un ser humano, entonces, con su interrupción
no se comete ilegalidad ni acto inmoral alguno.
3. Interpretación:
Es cuando tenemos alguna información incompleta o que puede ser confusa, aquí
se busca relacionarlo con otra información para dar explicación que se
entienda.
Ejemplo:
Agustín siempre ha sido un estudiante
honesto y trabajador, sin embargo, estos meses la ha pasado económicamente muy
mal, por lo cual no resistió la tentación y robó algo de fruta para comer.
¿Qué podemos interpretar de esta situación?
Que no importan los valores humanos
cuando se carece de lo esencial para vivir.
4. Análisis: el
objetivo del análisis, es el de profundizar en el conocimiento de las cosas,
entendiendo como las partes se relacionan para forma ese todo.
5. Síntesis: es
lo contrario a analizar. Se resume la información para dar una explicación
clara, sencilla y que se entienda.
6. Analogías: es
una relación de semejanza que se establece entre dos cosas distintas.
Ejemplo
Llorar es a la tristeza, como reír es
a la alegría.
Actividad para el 30 de noviembre de 2020
Con base en lo estudiado, el alumno
realizará los siguientes ejercicios en un procesador de texto o en su cuaderno (hacerlo llegar a tu asesor al terminar la clase):
1. Estructurar una inferencia que verse
sobre la violencia familiar
2. Estructurar una argumentación de al
menos 20 renglones que verse sobre si es o no correcta la pena capital.
3. Realiza una interpretación de al menos
15 renglones del siguiente mito:
El vuelo de Ícaro
Dédalo fue
un habilísimo inventor, un arquitecto sumamente ingenioso y creativo que no
cesaba de idear proyectos para el beneficio de los hombres. Tal era su talento,
que llegó a ser una de las personalidades más respetables de Atenas.
Pero sus
dones pronto comenzaron a alimentar su ego y comenzó a temer que alguien
pudiera superarlo en capacidad. Así fue como su hermana le presentó a Pérdix,
hijo de ésta, quien, también desde muy pequeño, había mostrado sumo interés en
la técnica y la invención. Dédalo no tardó en descubrir el agudísimo ingenio de
Pérdix. Con admiración, pero también con algunos destellos de envidia, lo vio
inventar la sierra y el compás; y más tarde, la rueda del alfarero.
Los temores
de Dédalo se estaban volviendo realidad y decidió, por tanto, terminar con la
vida de su sobrino. Pero tan horroroso crimen no pasó inadvertido en Atenas: el
cuerpo de Pérdix fue descubierto y Dédalo, condenado al exilio. Así, fue
desterrado a la isla de Creta, acompañado de su hijo Ícaro.
En el
destierro, Dédalo cayó al servicio del rey Minos, quien encargó al inventor más
famoso de Grecia la obra que lo haría inmortal para todas las generaciones que
lo sucedieron: el laberinto para el Minotauro. Esta complejísima e intrincada
construcción fue encargada para encerrar y esconder a esta temible bestia, que
tantos estragos había provocado. Cuando lo hubo terminado, todos estuvieron de
acuerdo con que era la opus magnum
de un genio. Incluso Minos, un rey de terrible carácter, así lo reconoció.
Las
versiones difieren en qué sucedió luego, pero se cree que, antes de que nadie
pudiera desentrañar sus diseños, Minos condenó a Dédalo y a su hijo Ícaro al
laberinto para que murieran de hambre y sed.
Allí,
encerrados por todas las esquinas, fue cuando Dédalo se dio cuenta de que la
única salida que le quedaba era por el aire.
Dédalo, con
infinita paciencia, fue recolectando plumas de diferentes tamaños y, gracias a
la cera de las colmenas y al lino de las plantas, fabricó dos pares de alas,
una para él y otra para su hijo. Ícaro, ajeno a los peligros que ambos corrían,
se divertía correteando por los pasillos del laberinto y poca atención prestaba
a los proyectos de su padre. Una vez terminada la obra, Dédalo se dispuso a
explicarle a Ícaro el arte de volar, basado en el minucioso estudio que había
realizado sobre el movimiento de las aves.
Cuando ambos
habían entrenado lo suficiente, planificaron su escape a cielo abierto. Más
Dédalo lanzó una última advertencia a su hijo:
“Debes
procurar volar por un camino medio. No desciendas mucho, pues la espuma del mar
y el gran oleaje estropearían tus alas. Y tampoco te eleves imprudentemente
hacia las nubes, pues el Sol derretiría la cera que mantiene las plumas unidas.
Yo seré tu guía; sígueme”. Ícaro lo siguió, pero con forme pudo vislumbrar el
sol entre las nubes quiso verlo más de cerca, se precipito a las alturas y sus
alas se comenzaron a derretir. Ícaro cayó al mar y se ahogó.
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